COP28 | Dubái, Emiratos Árabes Unidos a 29 de noviembre de 2023
La COP28 (28.ª Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas) se llevará a cabo del 30 de noviembre al 12 de diciembre en Dubái. La convención presenta una ventana de oportunidad para intensificar las acciones climáticas, requiriendo mayores compromisos e inversión de actores clave a nivel global. El llamado urgente se fundamenta en los recientes hallazgos basados en reportes climáticos elaborados por expertos, los cuales alertan sobre trayectorias de eventos climáticos extremos con mayor frecuencia e intensidad.
De acuerdo con el artículo publicado por El Economista, “¿Qué puede lograr la COP28?”[1], la Agencia Internacional de Energía estima una reducción en el consumo de combustibles fósiles hasta el 2030. Medida que, de cumplirse, será insuficiente para limitar el aumento de la temperatura global promedio a 1.5 °C sobre los niveles preindustriales. Otro dato relevante de los estudios realizados durante el año es la estimación de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que indica un 66% de probabilidad de alcanzar ese mismo límite de temperatura, por lo menos un año, entre 2023 y 2027.[2] En este contexto, se discute el éxito de la conferencia como estrategia efectiva de mitigación y los posibles logros que se pueden derivar de ésta.
Este mismo artículo resalta que la descarbonización de las economías se atribuye principalmente al progreso tecnológico impulsado por empresas lucrativas, las cuales han sido respaldadas y guiadas por políticas gubernamentales. Lo cual se evidencia en el sector energético, donde el avance tecnológico y el incremento de conocimiento han generado una disminución de costos en los componentes clave para la energía solar y eólica, logrando que estas fuentes posean mayor competitividad y presencia en el mercado. Por el otro lado, también resalta que las COP pueden tener un impacto indirecto en este proceso de descarbonización. Aunque el acuerdo de París no detalla medidas específicas como el impulso a vehículos eléctricos o energías renovables, la consciencia climática generada en estas conferencias es cada vez mayor y podría influir en la creación de regulaciones y subsidios posteriores. Por ejemplo, Según The Economist en su artículo “Progress on climate change has been too slow. But it´s been real”[3], en la COP21 de París, se enfatizó la importancia de alcanzar la neutralidad de carbono. Desde entonces el número de países con metas establecidas incrementó significativamente, pasando de 1 a 101. Lo que hace alusión al impacto potencial de estos diálogos.
En cuanto a las expectativas para esta COP, destaca como un hito significativo en la historia de las conferencias, la realización del Balance Mundial (Global Stocktake). Este pacto compromete la evaluación del progreso colectivo realizado en torno a los objetivos acordados en el Acuerdo de París, con una periodicidad de cinco años, señalando los avances e identificando áreas de oportunidad. El Economista plantea dos desenlaces positivos para la conferencia. [1] El primero se refiere a desenlaces de “visión general”, en donde se mantiene la presión sobre gobiernos y corporaciones para reducir emisiones. En este escenario, se destaca la necesidad y los retos de alcanzar emisiones netas cero. El segundo tipo de desenlace es más detallado y se centra en el inicio de un proceso que tiene como objetivo definir y regular las compensaciones de carbono para llegar a emisiones netas cero. De acuerdo con The Economist, este enfoque es esencial para avanzar en la descarbonización, ya que diversos actores tienden a justificar el continuo crecimiento de sus emisiones con compromisos significativos de absorción de carbono, de los cuales únicamente se lleva a cabo una fracción pequeña.
Ahora bien, en el contexto de América Latina, se espera que el diálogo aborde los temas acordados por los ministros del Medio Ambiente de la región. Estos abarcan cuestiones cruciales como cambio climático, biodiversidad, contaminación, género, educación ambiental, consumo y producción sostenible. [4] A pesar de que la región representa únicamente el 10% de las emisiones globales, esta enfrenta consecuencias adversas con pérdidas y daños que superan el 2% de su PIB anual. Por lo mismo, el sector estableció varias metas como: la definición de un Gran Objetivo de Adaptación, la defensa de la transición energética y el reclamo de recursos para asegurar el cumplimiento del compromiso de los países desarrollados, duplicando la financiación climática para 2025 en comparación con los niveles de 2019. [5]
Los artículos analizados, destacan que la acción climática es deficiente y no ha puesto un alto al aumento de la temperatura. Sin embargo, la COP28 es una oportunidad para generar diálogos que buscan promover la introducción o el fortalecimiento de políticas que fomenten avances tecnológicos y regulen asuntos técnicos, como el uso de compensaciones de carbono. Además, este espacio brinda la posibilidad de que diversos actores expongan sus necesidades y preocupaciones para asegurar que la descarbonización se aborde de manera justa y equitativa. El éxito de la conferencia dependerá de la ambición y de los compromisos de los diversos líderes que atenderán, así como en la ejecución efectiva de las medidas propuestas.
Referencias:
[1] https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Que-puede-lograr-la-COP28-20231017-0143.html
[2] https://www.elfinanciero.com.mx/mundo/2023/05/17/mundo-superara-el-limite-de-calentamiento-global-de-15-c-en-2027-advierten-expertos/
[3] https://www.economist.com/leaders/2023/11/23/progress-on-climate-change-has-not-been-fast-enough-but-it-has-been-real
[4] https://www.eleconomista.com.mx/internacionales/America-Latina-sella-propuesta-comun-sobre-cambio-climatico-para-la-COP28-20231026-0134.html
[5] https://elpais.com/america-futura/2023-11-26/la-voz-de-america-latina-y-el-caribe-en-la-cop.html
Autoría: Santiago Jiménez y María José Arsuaga
Edición: Alba Aguilar Priego